Por Julio Acosta, secretario adjunto de la FeTERA
El problema no es sólo EDESUR. El problema es el modelo privatizado
En los años 90 se entregó el patrimonio acumulado por varias generaciones a empresas privadas. Argentina sufrió un verdadero despojo para pagar una ilegal y fraudulenta deuda externa.
Desde entonces el sector quedó, mayoritariamente, en manos de multinacionales que obtuvieron extraordinarias ganancias a expensas de los salarios y los ingresos de todos los argentinos.
Para maximizar ganancias no hicieron las inversiones necesarias para mantener un servicio de calidad. Los usuarios con derechos de las empresas públicas pasaron a ser clientes porque la energía se convirtió en una mercancía.
El objetivo de las privatizadas no es brindar un servicio seguro, accesible y para todos los ciudadanos. Sólo buscan obtener ganancias, cuanto más altas y extraordinarias mejor y para eso no realizan las inversiones necesarias para mejorar la calidad del servicio y en definitiva la vida de los usuarios.
A pesar de la lucha de organizaciones como FeTERA, quien durante años reclamo la nacionalización y la recuperación de la energía y los recursos naturales, las empresas privadas gozaban de la complicidad de los gobiernos que nunca se atrevieron a tocar sus privilegios.
La actual matriz energética es la misma que de los 90. Eso le permitió a las empresas privatizadas aumentar exponencialmente su tasa de ganancia que por supuesto durante muchos años enviaban hacia el exterior a sus casas matrices o paraísos fiscales.
Las consecuencias, además de un servicio deficiente, fueron los sucesivos tarifazos que devoraban el bolsillo de los asalariados, empobreciendo a la población y negando el derecho a la energía a los más pobres.
Argentina debe recuperar un sector estratégico para su desarrollo cómo es la electricidad. Si no tenemos soberanía energética, es decir el poder de decidir qué cuánto cómo y para quién generar, transportar y distribuir electricidad se convierte en imposible el desarrollo que genere trabajo y riqueza para ser distribuida socialmente.
No habrá justicia social si el estado no garantiza el derecho a la energía. Hoy más del 40% de los argentinos es pobre energéticamente. Destinan más del 30% de sus ingresos en luz y gas. Las altísimas tarifas la padecen los que menos tienen.
Respaldamos todas las iniciativas para recuperar las empresas de servicios públicos. Pero advertimos que no se trata de una sola empresa. Hay que nacionalizar, provincializar y cooperativizar los servicios esenciales, según convenga a nuestros intereses soberanos.
La energía es un derecho humano esencial y debe estar en manos del pueblo.
Julio Acosta, secretario adjunto de la FeTERA y secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza de la Pampa