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Se realizaron las elecciones para la nueva conducción de la FeTERA.

Con absoluta normalidad y una importante participación de trabajadoras y trabajadores, se realizaron las elecciones de la Federación de Trabajadores de la Energía. En muchas provincias, desde el norte al sur de nuestro país, a través del voto directo, se eligió una nueva Comisión Directiva.

Éstas elecciones tienen una particularidad no deseada, ya que es la primera vez que se elige una conducción en la que no fuera candidato a Secretario General José Rigane, quien fue fundador de la FeTERA e impulsor y generador de políticas que pusieron como eje la lucha contra las privatizaciones y la construcción de un nuevo modelo sindical.

La continuidad de la línea histórica de la FeTERA va a ser determinante para aportar al fortalecimiento de un modelo sindical clasista, anticapitalista e internacionalista, aun débil, que dispute la representación de la clase trabajadora para transformar una sociedad asentada en una desigualdad injusta, cada vez más grande. Para ejemplificar, solo basta señalar que casi 6 de cada 10 niños nacen pobres, con necesidades insatisfechas, con graves dificultades para acceder al alimento, para desarrollarse, estudiar, atender su salud o tener una vivienda digna.

Nuestro país ha retrocedido en sus índices sociales brutalmente durante los últimos cincuenta años. A mediados de los años setenta se inicia con el Rodrigazo una fuerte ofensiva del Capital contra el Trabajo, con la dictadura genocida se profundiza, y se consolida en el gobierno de Menem en los años noventa. Se van a cumplir cincuenta años de neoliberalismo, fase agresiva del capitalismo contra las mayorías trabajadoras, y ya van cuarenta años de gobiernos democráticos que en nada modificaron las transformaciones estructurales y la matriz económica neoliberal.

La razón principal de nuestro retroceso social y destrucción de las expectativas de progresar tienen su origen en un sistema de inequidad que hay que cambiar. La extranjerización de la economía, la concentración de la riqueza y el aumento de la pobreza, indigencia y desocupación tiene que ver fundamentalmente con la pérdida de soberanía. La entrega de las empresas públicas en el sector energético para pagar una deuda externa ilegal y odiosa, contraída por la dictadura, hizo perder, para el conjunto de la sociedad, la renta generada por empresas estatales que aportaban con sus excedentes y políticas públicas al desarrollo nacional.

Hoy esa renta no va para construir rutas, puentes, represas, líneas de ferrocarriles, desarrollo de economías regionales o para crear empleo. De las ganancias extraordinarias se apoderan un pequeño puñado de empresarios que remezan utilidades hacia sus casas matrices, fugando capitales, enriqueciéndose cada vez más, mientras más de 20 millones de argentinos son arrojados bajo la línea de la pobreza, sin trabajo y con salarios pulverizados.

Recuperar las empresas privatizadas es estratégico para el país, re estatizarlas, nacionalizarlas y que vuelvan al patrimonio público es esencial. Sin soberanía, seguiremos resistiendo y retrocediendo en derechos sociales, como ocurre desde hace cincuenta años. Iniciar un proceso de ofensiva popular depende principalmente del sujeto agredido, depende de la capacidad que la clase trabajadora tenga para construir un proyecto transformador, emancipador, para sí misma y para la sociedad.

El compromiso de la FeTERA es la lucha por el salario, por la defensa del Convenio Colectivo y las conquistas sociales alcanzadas, por conseguir nuevos derechos y por aportar a un reagrupamiento de la clase trabajadora de carácter clasista, anticapitalista y emancipador. 

Para ese proceso es fundamental considerar a la energía como un Derecho Humano esencial para la vida, y al Estado como garante para el acceso de todas y todos, con tarifas justas, e inversiones necesarias para un servicio de calidad. Esto solo es posible conquistando cada vez más Soberanía  sobre nuestra energía, las vías navegables, el suelo y subsuelo del territorio, los puertos, el mar. Logrando mayor soberanía alimentaria, financiera y económica, que ha sido entregada vilmente por los gobierno  quienes permiten que, cada tres meses, delegados extranjeros nos visiten para fiscalizar la ejecución de una política económica planificada por el FMI.

El desafío es inmenso pero ineludible para alcanzar el bienestar común extendido a todos y todas. Asumiremos en un momento de gravedad política, donde la extrema derecha, el fascismo, tiene posibilidades de ganar una elección y hay que impedirlo. Sin embargo, es necesario señalar que el fascismo crece en consenso por la indignación popular a tanto retroceso y penurias sufridas, siendo responsabilidad de los sucesivos gobiernos que en democracia, le dieron continuidad a un sistema donde unos pocos seres humanos, son el lobo de las grandes mayorías, despojándolas de todo.

Julio Acosta

Sec. Gral. de la FeTERA