El físico e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y secretario General de la Asociación de Profesionales de la CNEA (APCNEAN – FeTERA), Andrés Kreiner, dio por válida la versión respecto a que el gobierno nacional estaría avanzando en un acuerdo para construir en los próximos años dos centrales nucleares, en asociación con China, una con tecnología CANDU, y una Hua Long.
Si se materializa, estaría reflotándose el convenio que la gestión de Cristina Fernández venía trazando con el país asiático para construir las centrales de Atucha III y IV (Argentina cuenta con las centrales Atucha I, II y la central de Embalse).
Un de las tres centrales argentinas fue construida con tecnología tipo CANDU, con uranio natural y agua pesada (tecnología que Argentina maneja y conoce), pero, en cambio, la propuesta de China es construir la próxima de tipo Hua Long, con uranio enriquecido ( es la que iba a ser construida por China antes del 2015, con un proyecto «llave en mano»).
La tecnología llave en mano implica que Argentina recibe el beneficio de tener mayor potencia en su sistema energético (hoy el sector nuclear aporta un 6% de la energía total) pero no participan sus actores (productivos, científicos, académicos y tecnológicos) en el desarrollo y mantenimiento de la central.
Esto comenzó a cambiar hace algunos meses atrás, cuando el Gobierno confirmó el interés de China de retomar el acuerdo para construir una central nuclear en el país. Algo que desde la CNEA consideran provechoso, si en la agenda ingresa la fabricación de dos centrales, para permitir que, en una segunda (la de tipo CANDU), que Argentina participe con tecnología, financiamiento y conocimiento científico.
«Vamos avanzando para crear conciencia en muchos de los actores importantes del sector nuclear para volver al escenario 2014-15», le dijo Andrés Kreiner a Periferia, al referirse al viaje que el presidente Alberto Fernández emprenderá hacia el país asiático.
Kreiner, junto al ingeniero José Luis Antúnez, ex titular de Nucleoeléctrica, Gabriel Barceló y Eduardo Barreira, son los referentes del sector nuclear que vienen sosteniendo desde hace años el reclamo para que los próximos proyectos de centrales nucleares incluyan a las de tipo CANDU.
La posibilidad de que el Gobierno nacional reactive la discusión sobre el acuerdo caído durante la gestión Cambiemos, empieza a cobrar forma, al menos en las declaraciones y señales de parte de la actual gestión.
Hablar de su concreción, sin embargo, es demasiado aún, puesto que, si bien hay factores que juegan a favor de reactivar el acuerdo de ese momento, como la coyuntura política y la relación con el gigante asiático, hay otros que no son tan favorables como es el volumen de la inversión que Argentina debería realizar en un contexto de fuerte endeudamiento: El proyecto demandaría no menos de 15 mil millones de dólares para el país.
Señales
Ahora bien, los cuatro, a medidados de agosto mantuvieron un encuentro con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en la que le plantearon «no abandonar la tecnología de uranio natural».
En el encuentro, se habló de la demanda de China para avanzar con la cuarta nuclear en nuestro país (Atucha III), que sería por la compra de un reactor PWR de uranio enriquecido y agua liviana (una tecnología que Argentina no maneja) con una inversión de 7800 millones de dólares.
Pero, la presencia de Kreiner, Barceló y Antúnez, apuntó a pugnar por la construcción de una quinta central con tecnología dominada por el país (CANDU), y que habilita la transferencia tecnológica, el know how y el aporte productivo e industrial nacional. Sin ir mas lejos, Argentina cuenta con la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) más grande del mundo, en Neuquén, que abastece a las centrales CANDU de nuestro país.
En el encuentro estuvieron además de Kulfas, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, el ex presidente de Nucleoeléctrica, José Luis Antúnez, el investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Andrés Kreiner y a Gabriel Barceló, del Instituto de Energía Scalabrini Ortíz (IESO).
Allí, los funcionarios confirmaron el interés de China para construir la cuarta central en el país, sin participación argentina. Es por eso que la figura de Kreiner, de Barceló y Antúnez en el encuentro con el ministro Kulfas cobra relieve, ya que representa a un sector de la Comisión Nacional de Energía Atómica que viene embanderando la necesidad de complementar al acuerdo con China la quinta central de tipo CANDU.
La propuesta de esta quinta central implicaría transferencia tecnológica y sería financiada en pesos en un 70%, por lo que buscan acordar que el gigante asiático se encargue de solventar los gastos del otro 30%. La idea, por supuesto, es que el presidente Alberto Fernández incorpore al diálogo con China esta quinta central, en su próximo encuentro con Xi Jinping.
«Al cancelar la línea de uranio natural y agua pesada nos metieron en una lucha Candu – Hua Long que antes no estaba», dijo Kreiner en diálogo con Periferia, y consideró que, desde el Gobierno, «se abre de nuevo la cuestión de las dos centrales. Eso está cambiando».
¿Nuevo consenso?
De hecho, la posibilidad de que el Ejecutivo habilite la construcción de las CANDU, hizo que comience a consensuarse la posibilidad de que Argentina se abra a las centrales de uranio enriquecido, como segunda alternativa: «Las dos centrales no tienen por qué ser excluyentes», dijo Kreiner, y agregó que «hay que trabajar también en la línea del uranio enriquecido».
Es más, el físico e investigador, aseguró que «si queremos ser un país nuclear tenemos que tener todas las opciones, como hizo la India», y ponderó que «hay un nuevo interés mundial en las centrales CANDU», por lo que concluyó que «hay que tratar de que la CANDU se financie con pesos y avanzar con las dos centrales».
Por último, Kreiner confirmó que «el gobierno está discutiendo esta cuestión».
En el propio Ministerio de Ciencia y Tecnología, Diego Hurtado, Secretario de Políticas y Planeamiento de la cartera que conduce Roberto Salvarezza, también valida la postura de Kreiner, teniendo en cuenta que la Argentina tiene una tradición en construcción y operación de plantas de energía nuclear del tipo CANDU, con uranio natural y agua pesada.
En un conversatorio organizado por el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior, organizado a principios de noviembre, Hurtado, doctor en Física y ex director de la Autoridad Regulatoria Nuclear, aseguró que «si la Argentina adquiere una central tipo Hua Long, hay que tener en cuenta que el combustible seria provisto por China por lo menos de cinco a ocho años, y recién podría empezar a ser nacional después de ese periodo si ese país califica como apto al proveedor local, pero el uranio enriquecido debería ser importado. Tampoco queda claro el interés de China por generar procesos de transferencia de tecnología».
«Si pensamos en una CANDU, con un diseño que incorpore avances respecto de Embalse, lo más importante es que tenemos las capacidades locales para hacerlo. El problema sería quién financia la central, pero me parece que las capacidades que se generaron con la puesta en marcha de Atucha 2, entre otros desarrollos, son activos que no deberían perderse», concluyó Hurtado durante el encuentro.
Ahora resta saber si la segunda central será parte de la agenda que el presidente Alberto Fernández lleve en su próximo viaje a China.
Fuente: Periferia