Finalmente el 29 de septiembre el gobierno nacional otorgó una exigua suba del 7% a partir del mes de octubre y hasta diciembre, cuando se retomarán las negociaciones, manteniéndose los $4.000 de suma fija para los salarios menores a $60.000. Estas medidas son insuficientes comparadas con una inflación interanual del último año que, de acuerdo al INDEC, está en 40,7%, una inflación acumulada de este año de 18.9% y una inflación del 2019 de 53.8%.
Este aumento se da luego de una persistente e ininterrumpida caída del salario de los estatales desde hace cuatro años, caída que supera por mucho la caída salarial de los privados. En marzo de este año se tendría que haber acordado la diferencia entre el aumento otorgado en 2019 (28% en 4 cuotas) y la inflación interanual a abril de 2019 del 46,5%. La administración de Mauricio Macri fue responsable de una caída real de los salarios estatales del 40%.
Muchos compañeros están hoy por debajo de la línea de pobreza. El presidente Alberto Fernández ha dicho en reiteradas ocasiones que “Si alguna vez sienten que me desvío, salgan a la calle a decírmelo”. Hoy lo decimos con claridad: esta medida va en contra del planteo de equidad distributiva, de la revalorización del rol del Estado y de sus trabajadores como su principal motor. Además nuestro salario debe servir para dinamizar el mercado interno y contribuir a mover la rueda virtuosa de la economía. Está claro, y así lo reconocemos, que la pandemia implicó gastos extraordinarios para el Estado que generó una cantidad de acciones importantes a favor de los trabajadores, de las empresas y de la sociedad en su conjunto, como el IFE, los ATP, las prohibiciones de despidos, y las inversiones en infraestructura hospitalaria, entre otras medidas.
Pero no va a ser sostenible que los trabajadores estatales sigamos siendo quienes más debamos ajustarnos. Y es por esto, entre muchas otras buenas razones, que apoyamos decididamente la implementación inmediata del proyecto de Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas en camino a una reforma tributaria progresiva para ayudar a resolver la grave crisis en la que estamos inmersos.No hay forma de aportar al desarrollo productivo del país con autonomía tecnológica si continúa la sangría de trabajadores que se van, en particular de CNEA, por sus sueldos de pobreza. Muchos hemos aportado y seguimos aportando como trabajadores esenciales al sostenimiento de servicios vitales durante la pandemia.
No podemos permitir ni naturalizar que el Estado empleador tenga trabajadores y trabajadoras que perciban salarios por debajo de la línea de la pobreza (INDEC Agosto 2020: Canasta básica para una familia de 4 integrantes $45.478), ni que, como pasa en CNEA, la primera categoría del escalafón no alcance siquiera al Salario Mínimo Vital y Móvil. Por eso resulta fundamental también reactivar inmediatamente la Paritaria Sectorial que permita establecer un Convenio Colectivo de Trabajo Sectorial con un plan de carrera laboral, un escalafón justo, equitativo y poder recuperar el poder adquisitivo de los salarios para revertir inmediatamente el cuadro de situación que ha generado un éxodo de numerosos técnicos y profesionales altamente calificados.
Necesitamos que el gobierno apueste a los trabajadores estatales para que seamos protagonistas de la defensa de un proyecto nacional, con desarrollo tecnológico, industrial, económico y con justicia social.Secretariado Nacional APCNEAN, en octubre de 2020.
CNEA Argentina / Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación / Ministerio de Desarrollo Productivo / CFKArgentina / Secretaría de Energía de la Nación