Duro golpe en el rubro por poca demanda y pocos ingresos debido a la pandemia provocan serias decisiones.
Por Mavi Agüero Argüello
Como si fuera poco, y el no hubiera tenido participación de la políticas que devastaron aun más la energía en Argentina, el ex- secretario de Energía, Jorge Lapeña, opinó que otra vez Argentina está muy mal en materia energética y que esto, es indudablemente un retroceso.Además, expresó que el sector energético argentino está fuertemente castigado por la pandemia. Estas carencias orgánicas graves son un problema crónico desde hace veinte años.
Está claro que uso exhaustivo de subsidios sin programa energético propio, de incremento de la productividad y reducción de costos, de contribuciones del Tesoro y aumentos a los compradores, permanecerá aumentando desordenadamente -por lo menos- hasta que se restaure la demanda de combustibles líquidos, tanto en el mercado interno como a nivel mundial.
Además, Lapeña sostiene que el rubro podría no resistir, encauzarse hacia la quiebra y clausura definitiva, sin los subsidios estatales y sobreprecios de los cuales depende tanto. Dichas acciones en muchas ocasiones van en contra de lo establecido. Esto revela por qué hubo consentimiento entre los demandantes de estas contribuciones: compañías, sindicatos, gobernantes de provincias petroleras y el Gobierno Nacional que los concedió.
Además, expertos del tema creen que lo más preocupante será la falta de inversión a mediano plazo junto a un posible retroceso, lo cual desde nuestra perspectiva es una verdad a medias, porque las empresas tienen políticas fuertemente exportadoras, lo cual es lo que subyace al drama energético argentino.
Al mismo tiempo, los desatinos históricos en materia de energía y sumados a los efectos de la pandemia ocasionaron la suspensión transitoria de exportaciones de gas a Chile este año. Hasta hace unos meses atrás se había triplicado la cantidad de envíos luego de eliminar las retenciones, lo que demuestra la política netamente de exportación y el descuido del mercado interno y el desabastecimiento del stock necesario en las refinerías. En ese momento se creyó que el volumen de crudo exportado desde nuestro país sería superior a lo registrado en mayo y junio. Todo esto se produjo debido a la caída del consumo local, sobre todo al principio de la pandemia por la baja en el consumo de combustibles líquidos, y luego a la debacle del sector industrial y la caída del consumo de bienes de producción industrial.
Por otro lado, según el informe del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, en julio la industria local de gas y petróleo sufrió un decrecimiento de un 7% interanual y un 12,2% respecto a 2019, en ambas situaciones debido a la cuarentena obligatoria que limitaba a la actividad hidrocarburífera y con poca demanda en el sector industrial y público, al contrario de lo que sucedió en el sector residencial respecto de la demanda de electricidad , la cual tuvo un aumento del 9,3 % interanual, en ese orden el aumento de la demanda residencial mensual del 11,6 % del sector residencial, del 6 % del comercial y una caída del 8% de la demanda del sector industrial.
En lo que respecta al área del upstream hubo un gran desplome interanual que se originó en el tigh gas (-18,4%), luego en los campos convencionales (11,9%) y en la elaboración de shale (-7,7%). Esto es a partir de una investigación del progreso integral de la manufactura bruta de gas natural, que además cuanta con la participación mayoritaria, en alguna medida como una suerte de paternalismo de YPF, es decir poniendo la mayoría de las inversiones en producción.
En cuanto a actividades de provincias petroleras, Chubut exportó US$ 975 millones, equivalente a una baja de 30,4% respecto a 2019, debido a la caída de ventas de crudo que se redujo a 37,8%, despachos que representan el 38,4%. Combustibles y energía experimentaron una remarcada mengua de 24,2%, con ventas registradas en aproximadamente US$1.670 millones. Asimismo, la Subsecretaría de Energía de Neuquén expidió una carta a todas las operadoras petroleras para que prevean sus planes de actividad para lo que resta del año y también cuáles son las proyecciones de inversión previstas para el 2021. Se las intimó a entregar dichos escritos en un plazo de 48hs.
Además, destaca la caída de YPF que recortó 11,5 millones de metros cúbicos diarios en apenas un año.
La empresa Metrogas, dejó de abonar el gas natural que comercializa en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), fundamentando esta acción en que las condiciones actuales impiden una correcta labor empresarial. Hay que tener en cuenta el impacto que provocó la pandemia; según las empresas el congelamiento tarifario que desincentiva la actividad; la declinación de los yacimientos, en especial loscampos no convencionales; el cierre voluntario de pozos productores motivado por alguna de las condiciones adversas mencionadas, pero que a su vez aceleran la caída, como algunas de las principales razones del desplome de YPF.1
Las empresas temen que se extienda a las nueve distribuidoras de gas natural del resto del país, ya que esto crearía una contrariedad grave para las petroleras productoras y para los consumidores, si es que se provocan interrupciones de servicios, lo cual es también una verdad relativa, porque las utilidades, aun habiendo registrado una baja en la demanda, las empresas no se inmutan, porque aun así, siguen ganando.
El temor es de amplia magnitud ya que la Cámara Argentina de Distribuidores de Gas Licuado (CADIGAS) reveló que están objetivamente cerca de un posible desabastecimiento y al borde de la desaparición. “Debido a las fuertes pérdidas acumuladas, al estar trabajando con márgenes muy inferiores a los necesarios para cubrir los costos de operación, unas 180 empresas Pymes, se encuentran en estado terminal, empujadas hacia la quiebra”, con lo cual alertan a la población sobre “el riesgo inminente de desabastecimiento de un insumo crítico para 10 millones de personas que viven en zonas vulnerables de todo el país”.2sumado a una posible baja de 3000 puestos de trabajo,sumado a que por cada garrafa vendida se pierde un tercio de su valor, lo que hace que esto ya sea insostenible.
Mientras tanto, YPF decidió aumentar el precio del combustible en un 3,5%. La compañía decidió esto para mantener su actividad productiva, prestando atención a las particularidades del contexto macroeconómico argentino. Desde la firma, pronunciaron que esta suba es paralela a la disposición de reparar viejas irregularidades, recortando brechas entre la Capital Federal y el interior del país».3
El 19 de agosto pasado fue su último incremento por un 4,5 % promedio. Un 8% en total desde el año anterior.
Como si fuera poco,ante los diversos problemas que provocó el Covid -19, se estableció desde Nación detener todo tipo de aumento perteneciente a impuestos oficiales. Orden que en algunos lugares y rubros no se cumplió por diversos motivos, entre los cuales sobresale el pedido de cuarentena misma, que produjo una acentuación en el consumo de gas y que los inspectores no pudieran medir el consumo. Todo eso sucedió en hogares, contrario a los comercios, teniendo en cuenta que con tarifas congeladas, cualquier alteración que se efectúe es delicada.
Claramente la gran baja de ingresos y de demanda que ocasionó la pandemia, junto a la debacle de las Pymes fundamentalmente, impactó fuertemente al sector energético y al contexto económico de nuestro país.
FUENTES:
1https://econojournal.com.ar/2020/09/un-65-del-derrumbe-de-la-produccion-de-gas-se-explico-
2https://www.lacapitalmdp.com/el-aislamiento-incremento-el-consumo-de-gas-y-crecen-las-