Por José Rigane
El gobierno, en un momento de gran debilidad política, está retrocediendo en ojotas. A pocos días de haber perdido las elecciones PASO del 11 de agosto pasado, decretó el congelamiento de combustibles por 90 días como medida contra la inflación.
No solo le salió mal, porque la inflación no para de subir mes a mes, sino que ahora tuvo que descongelar el congelamiento de los precios de los combustibles aumentando un 4% el precio final en los surtidores.
Una medida que beneficia, como siempre en este gobierno, a las petroleras, porque tenemos los costos dolarizados de manera artificial. Es un negocio redondo para las compañías petroleras. Es una cabal demostración de que, siendo un país con petróleo, estamos atados a lo que dicta el mercado internacional y el precio del barril en los mercados.
En cambio, el aumento de las naftas y el gasoil tendrá efecto inmediato en una inflación galopante.
Este modelo energético y económico, dependiente de los grandes capitales, tiene como único perjudicado al pueblo.
Sigue la estafa, porque la Argentina tiene producción nacional.
Hay que cambiar de modelo energético y construir otro basado en la soberanía y que garantice el acceso a la energía como un derecho humano más.