Por José Rigane, secretario Adjunto de la CTA Autónoma y secretario General de la FeTERA
Según la encuesta anual de Poliarquía sobre la opinión pública respecto de temas energéticos en el país, hay un 56% que cree que la producción de petróleo y gas en el país debería estar controlada exclusivamente por el Estado.
Estamos hablando de que hay una mayoría que opina que, por ejemplo y entre otras empresas, YPF debería ser 100% estatal y que controle los hidrocarburos del país.
Es una mayoría contundente y sin campaña mediática a favor, que opina contra el sentido común del neoliberalismo que indica que el estado no debe controlar los recursos estratégicos.
Qué el Estado controle la producción hidrocarburifera es una opinión mayoritaria, sin que este tema este presente en la agenda pública ni mediática hegemónica.
De hecho, según la misma encuesta, hay un 65% que prefiere empresas nacionales contra un 18% que prefiere que sean de capital mixto (como YPF ahora) y sólo un 4% que prefiere empresas extranjera (8% no le importa el orígen).
Vamos de nuevo: en el país de Vaca Muerta, que -salvo excepciones- está siendo perforada por empresas multinacionales como la francesa Total, la anglo-holandesa Shell, la alemana Wintershall, las estadounidenses Exxon y Chevron, entre otras, sólo hay un 4% de la población que acepta a las empresas extranjeras para producir petróleo y gas. Este dato es contundente.
Es doblemente alentador que haya una mayoría que piensa en el rol del Estado en estas cuestiones estratégicas cuando estamos siendo bombardeados continuamente por mensajes que hablan de los supuestos “beneficios” y “éxitos” de las empresas privadas y multinacionales petroleras.
A propósito de esto, esta encuesta de Poliarquía también concluyó que casi la mitad de la población (45%) ve mal o muy mal el actual escenario energético del país. El descontento se profundizó con los aumentos de tarifas de los últimos años, señala el estudio de Poliarquía, que es el sexto año que se realiza y que estuvo a cargo de Ernesto Cussianovich, uno de sus directores.
Es mentira que el pueblo argentino perdió la memoria y no le interesan más los temas de soberanía. En realidad, estamos bajo un gobierno y un modelo neoliberal energético, basado en la privatizaciones y la extranjerización, que va quedando cada vez más al descubierto su objetivo principal, que no tiene nada que ver con los intereses de las mayorías, sino que son empresas que buscan saquear los recursos del país, obtener la mayor rentabilidad posible en el menor tiempo posible y fugar las divisas al exterior (como hizo Repsol con YPF hace no tantos años atrás).
Es central que demos la discusión e instalemos en la agenda que el pueblo argentino necesita y quiere mayoritariamente una empresa YPF 100 por ciento estatal y otras empresas estatales con gestión moderna, participativa y democrática, que sean profesionales y que incluyan a nuevos actores sociales en la gestión. Es necesario un modelo de gestión del siglo XXI de las empresas estatales.
Continuemos luchando por un modelo energético de soberanía, que no es otra cosa que un país con soberanía popular.
José Rigane, 16 de mayo de 2019