Por Isaac Gurovich
Nuevamente el ministro de Energía, pese al rechazo de la AUDIENCIA PUBLICA, insiste en aumentar las tarifas, ahora en lugar de un solo pago, cada seis meses hasta llegar al mismo aumento que proponían antes. El fondo del problema es lo que se quiere pagar a las petroleras, la extracción del gas en boca de pozo. Considero que antes de aumentar ni un peso las tarifas se debe investigar lo que fue invertido en todos estos años, cuál fue la ganancia y cuál fue la entrada por el cobro de las tarifas y el destino de las subvenciones, que se le quiere hacer pagar a los usuarios, para compensar la rebaja de retenciones a la soja, a las mineras y a otros gastos e inversiones de las que antes se hacía cargo el gobierno anterior.
Además, se debe volver a la lógica de que el agua, el gas y la electricidad son servicios públicos y deben estar en poder del Estado, de los trabajadores y de las organizaciones de la población para su mejor control y cuyas ganancias deben ser invertidas en el mejoramiento de los servicios y no desviadas al exterior. Así fue a partir de 1946 y hasta 1994, cuando fue cambiada la Constitución y a través de una ley que así lo disponía; quiero recordar lo que decía el Artículo 40 de la Constitución del 49: “Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación, los que se hallaran en poder de particulares serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación, con indemnización previa cuando una ley nacional lo determine”. También sería bueno recordar que el 49% de YPF, el petróleo, ahora en manos privadas, tendría que estar en manos del Estado, como estuvo desde su hallazgo, con el control obrero y de organizaciones populares. Y más adelante proseguía: “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos del petróleo, de carbón y de gas y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias”.
Los que vivimos esa época de la posguerra en 1945 debemos recordar, dentro de un Estado capitalista como el que vivimos hoy, el papel del Estado en la economía, con la aparición de empresas en manos del Estado, que dieron lugar a un Estado de Bienestar como el que se estuvo gestando en Europa y que se aplicó durante esos años por el gobierno peronista. Recordar, también, que el Golpe de Estado del 55 no vino a detener solo la lucha de clases que se genera dentro de un Estado capitalista con las consiguientes represiones contra los que quieren cambios progresistas en el sistema, sino que vino a destruir el papel del Estado y de las empresas creadas para liberar al país de la sumisión a los intereses de los cuales dependía nuestra economía y a profundizar la represión como sucedió con los demás golpes de Estado del 66, 76 con sus 30.000 desaparecidos ,y ahora con el ascenso al poder a través de elecciones de Mauricio Macri. Permanentemente Cambiemos ataca el gobierno de Cristina Kirschner, que, seguramente, con las medidas que tomó en sus 12 años de gobierno, intentó alcanzar un Estado de Bienestar que no pudo llevar adelante porque no se animó a poner freno a las grandes empresas, a las multinacionales, a los dueños del campo. a la aplicación de la Ley de Abastecimiento ,control de precios y ganancias, que hubieran frenado la inflación; además, no podemos olvidar las diferencias que existen dentro de los propios partidos sobre las políticas a aplicar y al papel del Estado, y cuyo mayor ejemplo es el Partido Peronista: un peronista (Perón) creó las empresas y privilegió al Estado y otro peronista (Menem) las remató y, ahora se reflejan nuevamente las diferencias, no solo en el Partido Peronista, sino en el movimiento obrero, entre los que se oponen a la entrega del país por este gobierno enfrentándolo a través de medidas de fuerza ( paro general y movilizaciones) y los conciliadores que siempre han traicionado a los trabajadores.
Nuevamente ha salido a relucir, hoy a través de un gobierno surgido a través de las urnas, la intención de borrar todas las conquistas que se le han arrancado a los gobierno de las multinacionales, dentro del Estado capitalista, a través de mentiras y engaños y con la complicidad de dirigentes obreros aburguesados al servicio de las patronales.