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Petróleo

FeTERA: Ante la pandemia los empresarios petroleros quieren seguir la fiesta neoliberal

No hubo “revolución productiva”, hubo saqueo, entrega de activos físicos y de derechos laborales.

Desde que en la década de 1990, el gobierno encabezado por Carlos Menen, (que había prometido salariazo y revolución productiva), entregó los yacimientos de gas y petróleo, mas todos los servicios públicos, mas casi todas las empresas del Estado, mas buena parte del derecho laboral argentino; la mayoría de los argentinos vivimos retrocesos en nuestra calidad de vida, las tasas de pobreza, desnutrición y desocupación suben y bajan sin que se logre equilibrar sus valores y sin que nunca haya podido lograrse restaurar esa expectativa de ascenso social y mejora económica que nos llevó a contar con una mayoría de trabajadores con estabilidad laboral, Convenios Colectivos de Trabajo que resultaron de avanzada en toda América Latina y la tranquilidad de poder planificar muchos aspectos de nuestras vidas y hasta algunos de las vidas de nuestros hijos.

Todo eso se terminó con la entrega de los recursos naturales, de las empresas estatales y el saqueo inmediato de nuestras riquezas, proceso amparado en la legislación servil, que garantizó la rentabilidad de los grupos económicos, con precios internos anclados a los internacionales y el CIADI, como custodio de los intereses transnacionales.

Empresarios insaciables, pretenden seguir el saqueo con más dolor

La evolución de la propiedad de los intereses transnacionales sobre el petróleo y el gas argentinos, cambia al ritmo de los negocios financieros.

Las empresas se compran y se venden, también se fusionan o son absorbidas, pero hay una cuestión que no varía: el crecimiento de la tasa de ganancia y la correspondiente transferencia de riqueza desde los trabajadores hacia estos intereses.

A estos ya no les alcanza con que el Estado garantice ganancias en boca de pozo y en cada una de las etapas en las que fueron divididas las industrias hidrocarburíferas.

Tampoco les alcanza con la adenda de Vaca Muerta y otros convenios a la baja.

Ahora van por la reducción de salarios, un verdadero acto de despojo. Los salarios reducidos condenan a una vida miserable a los trabajadores y a toda la economía desarrollada a su alrededor.

Los cómplices. Eternos actores necesarios de la permanente explotación.

La entrega de nuestro patrimonio y nuestra soberanía, en la década de 1990, tuvo muchos cómplices.

Desde los políticos, en los que el Pueblo había creído, hasta las organizaciones sindicales que traicionaron a sus representados, facilitando la entrega económica y las pérdidas de los CCT y de los derechos laborales.

Siempre la explicación es que no se puede hacer nada, o que es mejor perder un poco ante la posibilidad de perder el trabajo.

La verdad es que siempre se puede luchar y cuando se lucha, se puede ganar.

Estos días hemos escuchado a los dirigentes petroleros  explicando que la reducción de salarios, es una alternativa mejor a la de quedar sin empleo.

Explicaciones lacrimógenas, donde aseguran que “la situación del país y el mundo está muy complicada”, la “producción de petróleo paralizada por falta de consumo en el mundo”  y “en nuestro país, están cerrando los yacimientos” “están cerrando las refinerías”… “hay 20.000 compañeros en su casa sin tareas, ¿que va a pasar?, ¿que vamos a hacer?… “la situación es un desastre.” “no hubo negociación…las empresas nos dieron un proyecto y dijeron: el que quiera firmar que firme y el que no que no firme.”

La complicidad, urdida tras la emboscada que pretende entregar, en esta oportunidad, hasta los salarios, tiembla de emoción al acercarse a la lapicera.

¿Cuánto se paga un poco más de traición?

Las empresas de los más ricos, el negocio más redituable.

Las empresas petroleras en 2018, denunciaron ganancias por $50.000 millones de pesos.

Pampa Energía fué la que más ganó, con un resultado operativo de $31.863 millones. Su socio controlante, Marcelo Mindlin, atesora ocho centrales eléctricas, transporta energía en alta tensión, posee la mitad del tendido eléctrico de la Cuidad de Buenos Aires y parte del Gran Buenos Aires, es dueño de más de 200 estaciones de servicio, una refinería, además de pozos de petróleo y gas.

Segunda en ganancias fue Vista & Oil, la empresa del mismo Miguel Galuccio que presidió YPF, hizo acuerdos secretos con Chevrón y fundó su propia empresa etrolera, ganó $ 8370.

La tercera fue Pan American Energy (PAE), que ganó $5.921 millones, presidida por Alejandro Bulgheroni, cuya familia acumula un capital de 6.200 millones de dólares.

Le sigue, Tecpetrol que informó ganancias por $2.810 millones Su presidente Paolo Rocca, es hoy el hombre más rico del país.

La otra afortunada es Compañía General de Combustibles (CGC), de Eduardo Eurnekian, que ganó $1.361 millones en el mismo período.

¿En serio alguien puede creer que estas empresas, que forman parte de los grupos económicos más importantes del país, pueden estar en riesgo y necesitan reducir los salarios de sus trabajadores?

¿En serio los sindicalistas petroleros creen que no hay alternativas a la reducción salarial?

Los más ricos, que dirigen empresas multimillonarias, están empujando al abismo, a la escasez, a las familias de los trabajadores petroleros, únicamente para preservar un porcentaje minúsculo de sus abultadas fortunas. 

Ellos tienen muy claros sus intereses, no los discuten, los imponen y logran la complicidad de dirigentes que durante años han estado más cerca de los empresarios que de los trabajadores.

Ha llegado la hora de pensar en alternativas sindicales que nos ayuden a construir soberanía, autonomía y dignidad.

En Argentina tenemos nuestro petróleo y nuestro gas.

Los empresarios, con el coro subsidiario de los traidores dicen que se pierde dinero con la caída del precio internacional del petróleo.

Para que necesitamos exportar petróleo?

Para que los ricos sean más ricos?

En los casi treinta años de privatizaciones se perdieron muchos millones de dólares, a favor de las empresas transnacionales, que se llevaron el dinero afuera.

Los millonarios locales, también mandan dinero afuera.

Hemos perdido toneladas de recursos naturales no renovables.

Hemos perdido la oportunidad de acrecentar el número de escuelas, hospitales, viviendas, o caminos.

Hemos tolerado que un número mínimo de personas se conviertan en millonarios, mientras niegan derechos laborales y reducen salarios.

Hay que enfrentar el saqueo de nuestros recursos y la apropiación de nuestras riquezas.

Hay que pensar en organizaciones sindicales que defiendan lealmente a los trabajadores y reconozcan la necesidad de recuperar la soberanía, sobre los recursos naturales y los servicios públicos.

YPF debe 100% nacional y convertirse en una Sociedad de Estado, con administración de los usuarios y los trabajadores.

No necesitamos empresas de millonarios. Necesitamos generar trabajo y futuro.

La renta energética, puesta al servicio de los intereses populares, puede ayudar muchísimo a lograrlo.  

Hasta cuando podemos seguir tolerando la entrega de nuestro patrimonio o bienes comunes?

El petróleo de todos los argentinos sirve a los intereses económicos de unos pocos, Solo porque hace casi treinta años, los sectores neoliberales, hoy llamados “la derecha”, tuvieron la capacidad de entregar, hasta con diputruchos, al sector privado esas riquezas, no hay por qué seguir aceptando esta situación.

Desde la FeTERA afirmamos:

Hay que recuperar los yacimientos.

Hay que recuperar la renta energética.

Hay que construir una nueva soberanía.

Hay que recuperar la dignidad popular para construir un futuro independiente.